
7 AFORISMOS
Blasfemando a martillazos desde el abolicionismo de la cultura represiva
1.
El ateísmo se equivoca al negar la existencia de Dios. Dios existe.
El agnosticismo se equivoca al afirmar que Dios, en tanto noción absoluta, es inaccesible al entendimiento humano. Los humanos accedemos a Dios con muchísima facilidad.
Dios vive en nosotros. Los humanos entendemos perfectamente a Dios.
Nietzsche se equivoca al afirmar que “Dios ha muerto”.
Dios no ha muerto. Está completamente vivo.
Vivo y vigente. Vivo y presente. Vivo y activo.
Nietzsche se equivoca al afirmar que “Dios ha muerto”.
Dios no ha muerto.
A Dios hay que matarlo.
2.
Matar a Dios es ejercicio cotidiano.
Posicionamiento político, gerundio inacabado.
Matar a Dios es, más bien, “matando a Dios”.
“Matando a Dios” se transita el gerundio inacabado del abolicionismo de la cultura represiva.
3.
Llama la atención el error de Nietzsche, en tanto padre conceptual de la destrucción del orden establecido.
Si Dios ha muerto, la destrucción deviene innecesaria.
Dios es el orden establecido.
Si Dios ha muerto, el orden establecido ya no es tal.
Se destruye lo construido. Se destruye lo que necesita ser destruido.
La muerte de Dios haría innecesaria, por lo tanto, la idea nietzcheana de la destrucción del orden establecido.
Por el contrario, la idea nietzscheana de la destrucción del orden establecido deviene herramienta indispensable para el abolicionismo de la cultura represiva, precisamente, porque “Dios no ha muerto”. Precisamente, porque a Dios hay que matarlo.
4.
Dios es un gran convencionalismo social.
La base del contrato social que no firmamos.
Un contrato social por adhesión.
Un contrato social al que adherimos, compulsivamente, extorsionados, amenazados y con un revolver en la cabeza.
Quien sostiene el revólver es la familia.
Matar a Dios no sólo implica vulnerar el contrato social que no firmamos.
Matar a Dios implica, también, matar a la familia.
5.
El día que el amor venza al odio habremos perdido.
No hay revolución sin odio. No hay revolución sin destrucción.
No hay revolución sin odio a Dios.
No hay revolución sin destrucción de Dios.
No hay revolución sin muerte de Dios.
6.
Mandamiento abolicionista de la cultura represiva: ámate a ti mismo, tanto como odies a este mundo; ámate a ti mismo tanto como odies a Dios.
7.
“Dios está en todas partes”, dice el creyente.
“Dios está en todas partes”, dice el abolicionista de la cultura represiva.
Maxi Postay
LTF. Abolicionismo de la cultura represiva.
Fotografía original: Alejandro Castellani
¿Para cuando subis el poema sobre “El Dios Curriculum”?
(Pongo mi nombre original esta vez) ¡¡¡Cuando puedas subilo!!! El jueves voy a comprarte: “La sábana desnuda” y “La humedad de los ombligos”